miércoles, 1 de agosto de 2007

De los Diálogos que Nunca Pudimos Ver con los Ojos Bien Abiertos



-Egea:
"La luz me lastima los ojos, no lo soporto, ni a la luz, ni a ustedes".

-Mariano:
"Nunca me llevé bien con la estupidez, siempre fui menos que mi reputación".

-Navidad:
"No llego, no alcanzo, no aguanto, no pierdo, no tengo, no espero. Te odio".

Ese día no había más que hacer que levantar el teléfono y esperar a que alguien hablara.
Lamentablemente, todos en la habitación eran mudos. Intentaban comunicarse por señas, pero los químicos habían copado los sentidos de todos.
Si hubiésemos sabido que necesitaríamos de ellos no nacíamos en ese lugar.
Llegaba OnoSerMiseria por la frontera, recién salido de su acogedora placenta. No entendía nada de lo que pasaba, no tenía la menor idea.
En el camino se encontró con su primo segundo, que llegaba del Himalaya. Le había contado que costaba caro nacer allá, que él tenía suerte de haber nacido como un híbrido entre una naranja y su madre selva.

Al llegar al lugar no encontró mas que a sus compañeros de útero. Los odiaba.

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